3 nov. 2006

Nuestros héroes y heroínas indígenas

La palabra cacique que tanto usamos, es de influencia española. No se ha determinado hasta los momentos, ninguna palabra para definir al jefe de un grupo. Estos eran simplemente los que se distinguían por sus habilidades para la guerra, por su natural liderazgo o por herencia de padres a hijos.
A lo largo de distintas ediciones conoceremos sobre la vida de Aramaipuro, Arichuna, Baruta, Catia, Chacao, Guicamacuto, Manaure, Mara, Maracay, Naiguatá, Maiquetía, Sorocaima, Tamanaco, Terepima, Tiuna y muchos más.

Guacaipuro

El primer heroico defensor del Valle de los Caracas, fue Guaicaipuro, símbolo de la resistencia, valentía y fortaleza del pueblo venezolano.
Ante la invasión y ocupación del capitán conquistador Francisco Fajardo, Guaicaipuro concreta una alianza con otros importantes jefes indígenas, logrando expulsar de su territorio a todos los españoles.
Así libera el Valle de los Caracas hasta que dos años después, Diego de Losada entra en el valle y es derrotado por la misma coalición de tribus. Sin embargo, Losada insiste. Guaicaipuro inicia entonces una agresiva campaña de guerrillas contra este soberbio español.
Guaicaipuro fue el cacique de los indios Teques y Caracas, que acaudilló la resistencia a la penetración europea en la zona norte central de Venezuela durante la década de 1560.
La región de los Teques estaba poblada por muchos indígenas que formaban grupos independientes con sus jefes o caciques propios. El principal de estos grupos pertenecía al cacique Guacaipuro, cuyo asiento era Suruapo o Suruapay, situado en las vecindades del actual San José de los Altos (estado Miranda) en la vertiente de la quebrada Paracoto. Aunque la grafía “Guaicaipuro” se ha popularizado, debe tenerse en cuenta que su verdadero nombre era Guacaipuro y así es mencionado en los documentos coetáneos.
Baruta fue el hijo mayor de Guacaipuro, Tiaora y Caycape 2 hermanas suyas. Se saben los nombres de sus hermanos, así como también los de Pariamanaco y Quetemne, hijo e hija de Tiaroa. Se le conocen 6 sobrinos más y un nieto.
Además de Suruapo o Suruapay como pueblo muy importante de su jurisdicción, figuran varios caseríos más cuyos pobladores eran también de su gobierno.
Descubiertas unas minas de oro en tierras de los Teques, al comenzar Pedro de Miranda su explotación, fue atacado por Guacaipuro y tuvo que abandonarlas. El gobernador Pablo Collado nombró a Juan Rodríguez Suárez en sustitución de Miranda, el cual venció a Guacaipuro en varios encuentros y creyendo haber pacificado la región, dejó en las minas unos obreros para trabajarlas. Ausente Juan Rodríguez Suárez, Guacaipuro asaltó las minas, mató a todos los trabajadores y tras haber incitado a la rebelión a Paramaconi, cacique de los Taramainas, pasó al hato de San Francisco, dio muerte a los pastores, quemó las viviendas y dispersó las reses.
Enterado Juan Rodríguez Suárez del desembarco del Tirano Lope de Aguirre, se dirigió hacia Valencia con unos pocos soldados para combatirlo, pero en el trayecto, fue muerto por Terepaima y Guacaipuro, quien a partir de ese momento, impulsó el levantamiento de todas las tribus y de los caciques Naiguatá, Guaicamacuto, Aramaipuro, Chacao, Baruta, Paramaconi y Chicuramay que reconocieron a Guacaipuro por su jefe supremo.
Sabiendo Diego de Losada de que Guacaipuro era quien había promovido un frustrado asalto a la recién fundada ciudad de Caracas (1568) ordenó su aprisionamiento y confió este encargo al alcalde Francisco Infante quien guiado por indios traidores a su jefe y que conocían su paradero - salió de Caracas con 80 hombres.
A la media noche llegaron al alto de una fila, en cuya falda estaba el pueblo de Suruapo donde Guacaipuro tenía su vivienda. Infante con 25 hombres se quedó allí para proteger la retaguardia y retirada en caso de una derrota, mientras envió a otros a ejecutar la prisión del indio.
Llegaron a la puerta del inmenso caney de Guacaipuro y con armas en mano, intentaron franquear la entrada. Guacaipuro, manejando la espada que había sido de Juan Rodríguez Suárez, hirió a cuantos intentaron entrar. Con los gritos de la pelea, se alborotó el pueblo y todos acudieron a defender a su cacique, pero nada podían hacer contra los filos de las espadas, además los gritos de las mujeres y niños en la noche oscura, aumentaban la confusión general.
Viendo los españoles la imposibilidad de rendir al cacique, resolvieron quemar el caney en el cual estaba guarecido. Sobre su techo de paja y madera, arrojaron fuego y todo comenzó a arder vorazmente.
Viéndose en trance de perecer, Guacaipuro saltó fuera, dando estocadas a diestra y siniestra contra los asaltantes, pero todo fue en vano porque fue muerto junto a sus acompañantes