1 nov. 2008

FACE BOOK: el sistema de espionaje más grande de la humanidad

Sólo los más asiduos cibernautas conocen el entramado de Facebook.
Es altamente probable que muchos de sus afiliados peguen el grito al cielo cuando se enteren del tenebroso propósito tras el sitio Web más popular entre los gringos de 17 a 25 años.
Esta empresa virtual que ha logrado penetración total del mercado universitario en los Estados Unidos de América, donde se encuentran registrados ocho de cada diez estudiantes.
Vale preguntar, ¿cómo el crecimiento de Facebook se ha cuadruplicado durante el último año y recibe un promedio de 250 mil nuevos miembros todos los días, a pesar que los servicios que ofrece son gratuitos?
¿De dónde -se debe preguntar con buena dosis de suspicacia- obtiene Facebook los recursos para atender 58 millones de miembros activos que publican en promedio 14 millones de fotografías al día y que a la fecha han colgado unas 2.700 millones de imágenes?
Difícil siquiera imaginar el monumental tamaño de su computadora y lo costoso de su tecnología y ni que decir de la enorme nómina que se requiere para alojar y administrar esa colosal cifra de usuarios.
Cuando uno digiere las astronómicas cifras que rodean a Facebook, tampoco cabe especular que una empresa a la cual el gigante Microsoft valora en 15.000 millones de dólares se financie exclusivamente de publicidad. Los entendidos en la materia suponen que por motivo de impuestos, el gobierno gringo vigila sus grandes empresas con ojo de águila, lo cual descartaría de plano un posible lavado de dinero u otro tipo de bandidaje.
Entonces ¿cómo diablos hacen? La respuesta la revela Ari Melber, miembro de la campaña presidencial 2004 de John Kerry: Facebook está vendiendo la información de sus usuarios al mejor postor “Lo que muchos usuarios no saben es que de acuerdo a las condiciones del contrato que virtualmente asumen al hacer clic en el cuadro acepto, los usuarios le otorgan a Facebook la propiedad exclusiva y perpetua de toda la información e imágenes que publican”.
De hecho, resalta el experto, que los afiliados automáticamente autorizan a Facebook el uso perpetuo y transferible, junto con los derechos de distribución o despliegue público de todo lo que cuelgan en su página Web. Los términos de uso le reservan a Facebook el derecho a conceder y sub-licenciar todo el contenido del usuario a otros negocios.
Sin su consentimiento, a muchos usuarios les convirtieron sus fotografías en publicidad, transformando un comercio privado en endosos públicos.
De repente todo lo que sus afiliados publicaron, incluyendo sus fotografías personales, su inclinación política, el estado de sus relaciones afectivas, intereses individuales y hasta la dirección de la casa, se envió sin su autorización expresa a millares de usuarios.
En Estados Unidos, el hecho que Pedro Pérez alquiló la película Secreto en la Montaña o Petra López compró ropita para bebé no resulta tan inocente cuando al primero lo echan del colegio por sus posibles inclinaciones homosexuales y a la segunda la despiden del empleo por sospechar que está embarazada.
Hay que creerle a Mr. Melber cuando asegura que muchos empleadores gringos al evaluar hojas de vida revisan Facebook para conocer intimidades de los solicitantes.
La prueba que una página en Facebook no es para nada privada se evidenció en un sonado caso donde la Universidad John Brown expulsó a un estudiante cuando descubrió una foto que colgó en Facebook vestido de travesti. Otra evidencia sucedió cuando un agente del Servicio Secreto visitó en la Universidad de Oklahoma al estudiante de segundo año Saúl Martínez por un comentario que publicó en contra del presidente.
Y para colmo de males, el asunto no termina si el usuario se decide retirar. Aun cuando los usuarios cancelan la membresía, sus fotos e información permanecen a bordo, según Facebook, por si deciden reactivar su cuenta. Es más, el usuario no es retirado ni siquiera cuando fallece.
De acuerdo a las condiciones de uso “los dolientes no pueden obligar que Facebook descuelgue los datos e imágenes de sus deudos, ya que cuando el finado aceptó el contrato virtual le otorgó a Facebook el derecho de mantenerlo activo bajo un status especial de conmemoración por un período de tiempo determinado por nosotros para permitir que otros usuarios puedan publicar y observar comentarios sobre el difunto” Sepan los usuarios de Facebook, que son partícipes indefensos de un escenario que algunos investigadores, califican como el caso de espionaje más grande en la historia de la humanidad. De paso se convierten de manera inconsciente en los precursores del fenómeno de “Big Brother te está observando”. Alusión directa a la intromisión abusiva del estado en los asuntos privados del ciudadano común para controlar su comportamiento social.