17 dic. 2006

EL AGUA

EL AGUA ¿ES UN DERECHO O UN NEGOCIO?

Por: Leonardo Boff
En el mundo contemporáneo no existe un tema más importante que el del agua dulce. De ella depende la sobrevivencia de la cadena de la vida y por consiguiente de nuestro futuro. El agua puede ser motivo de guerras como de solidaridad y cooperación entre los pueblos.
El agua es extremadamente abundante y al mismo tiempo, extremadamente escasa.
Hay 97% de agua salada y 3% de agua dulce. De ésta, sólo 0.7% es accesible al uso humano. La renovación de las aguas se estima en 43 mil kilómetros cúbicos anuales, mientras el consumo total es de 6 mil kilómetros cúbicos.
Aunque esto indica superabundancia de agua, su distribución es desigual: 60% se concentra en nueve países, mientras 80 países padecen escasez.
Un poco menos de 1000 millones de personas consumen 86% del agua disponible, que en cambio es insuficiente para 1400 millones, mientras para 2000 millones, por falta de tratamiento, es causa de 86% de las enfermedades comprobables. Se calcula que hacia 2032 cerca de 5000 millones de personas estarán afectadas por la crisis del agua.
El problema no es la escasez de agua sino su manejo en relación a las necesidades humanas y de los demás seres vivos.
Lo cierto es que el agua se ha convertido en un bien costoso. Como nos rige una economía de mercado que transforma todo en mercancía, estamos asistiendo a una carrera mundial por la privatización del agua.
En ella compiten corporaciones transnacionales surgiendo así un mercado del agua estimado en unos 100 mil millones de dólares.
El FMI y el BM sólo han aceptado la financiación de las deudas y la concesión de nuevos préstamos a 40 países desde el año 2000 a condición de que privaticen el agua y sus servicios.
El gran debate actual plantea ¿El agua es fuente de vida o fuente de lucro?
Comencemos por establecer que el agua no es un bien económico como cualquier otro. Está tan estrechamente ligada a la vida que debemos considerarla como parte de ella y como algo sagrado y la vida no puede ser transformada en una mercadería.
Para entender la riqueza del agua tenemos que romper con la dictadura que el pensamiento instrumental-analítico y utilitarista impone a toda la sociedad.
Según este razonamiento el agua es un recurso hídrico con el cual se puede hacer negocios.
Pero el ser humano tiene también la razón sensible, la razón emocional y la razón espiritual. Son razones ligadas al sentido de la vida, no para lucrar, sino para vivir y conferir excelencia.
El agua debe ser vista en esta perspectiva, como un bien natural, como fuente y como el nicho en el que hace 3800 millones de años surgió la vida en la Tierra.
Las dimensiones de fuente de la vida y de recurso hídrico no se excluyen, deben ser rectamente relacionadas. Fundamentalmente, el agua pertenece al derecho de la vida, pero exige una compleja estructura de captación, conservación, tratamiento y distribución, lo que implica una innegable dimensión económica.
Ésta no debe prevalecer sobre la primera sino que debe asegurar que el agua sea accesible a todos.
Se debería garantizar a todos los seres humanos por lo menos 50 litros de agua potable gratuita. Es tarea de los Estados junto con la sociedad organizada la creación de un financiamiento público para cubrir los costos necesarios que aseguren ese derecho.
Las tarifas para el suministro deben contemplar los usos doméstico, industrial, agrícola y recreativo.
Para los empleos industrial y agrícola la provisión de agua debe estar condicionada al pago del servicio.
La visión predominante es la mercantil y a la exacerbación del concepto de la propiedad privada, que hace que se trate al agua sin el sentido de participación y del respeto de las necesidades de los demás.
También cuenta el desdén por el principio de la comunidad de intereses y del respeto por las cuencas hidrográficas que traspasan los límites nacionales, como ocurre, por ejemplo, entre Turquía de un lado y Siria e Irak por el otro, o entre Israel por un lado y Jordania y Palestina por el otro, o entre Estados Unidos y México con sus ríos fronterizos Grande y Colorado.
Ante estos excesos, la ONU consagró en las reuniones de Mar del Plata (1997), Dublin (1992), París (1998) y Río de Janeiro (1992) el “derecho de todos al acceso al agua potable en cantidad suficiente y con calidad para las necesidades esenciales”.
Para discutir sobre estos asuntos vitales se creó en Florencia (2003) el Forum Mundial Alternativo del Agua, que propone la institución de la Autoridad Mundial del Agua.
Se trataría de una instancia de gobierno público para ocuparse del agua a nivel de las cuencas hídricas internacionales y de una distribución más equitativa de acuerdo con las demandas regionales. Paralelamente se ha formado un movimiento que postula un Contrato Mundial del Agua y presiona a gobiernos y empresas para que el agua no sea entregada a los mercados ni sea considerada como una mercancía. Se procura incentivar la cooperación pública para evitar los efectos letales de la falta de agua y del agua contaminada. Diariamente mueren de sed 6,000 niños que no son noticia. Y alrededor de 18 millones de niños dejan de asistir a la escuela porque deben buscar agua a 5/10 kilómetros de distancia de sus hogares.
El Hambre Cero Mundial, prevista en los Objetivos de Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas debe incluir la Sed Cero, pues el agua es un alimento y no hay nada que pueda vivir y ser consumido sin el agua. Pues el agua es vida, generadora de vida y uno de los símbolos más potentes de vida eterna.

Las reservas de agua para el 2025

Actualmente, el volumen de agua por habitante es menos de la mitad del existente hace cincuenta años. En 1950, las reservas mundiales (después de descontar el agua necesaria para usos agrícolas, industriales y domésticos) ascendían a 16.800 m3 por persona y por año. Hoy día, estas reservas se reducen a 7.300 m3, y en sólo 25 años podrían descender a 4.800 m3.
Los científicos han desarrollado múltiples métodos para medir las reservas y evaluar la escasez de agua. Los niveles “catastróficos” indican que las reservas no bastarían para abastecer a la población en caso de crisis de sequía. Los niveles “bajos” pondrían en peligro el desarrollo industrial o la posibilidad de alimentar a una población.
Hace sólo medio siglo no había en el mundo ningún país cuyas reservas de agua se hallaran en el nivel catastrófico. Hoy, alrededor del 35% de la población vive en estas condiciones. Hacia el año 2025, cerca de dos tercios de la población humana tendrán que vivir con reservas bajas, cuando no catastróficas. Por el contrario, las regiones “ricas en agua”, como el norte de Europa, Canadá, la casi totalidad de América del Sur, África Central, el Lejano Oriente y Oceanía continuarán disfrutando de amplias reservas.
Esta disminución considerable de las reservas de agua refleja la creciente demanda de una población en aumento, con mayores necesidades agrícolas e industriales. Además, la naturaleza está lejos de ser imparcial: más del 40% del agua de ríos, lagos y represas se concentra en seis países (Brasil, Rusia, Canadá, Estados Unidos, China e India); mientras 40% de la superficie terrestre debe contentarse con el 2%.
Según las previsiones, en el año 2025 las reservas de agua per cápita de Europa y Estados Unidos disminuirán a menos de la mitad de los niveles de 1950, en tanto que Asia y América Latina tendrán sólo la cuarta parte de lo que tenían entonces. Por último, el verdadero drama afectará a África y Oriente Medio, donde las reservas serán sólo la octava parte de las que había en 1950.
(Informe Unesco)