3 feb. 2007

NOSOTRAS, LAS MUJERES

La historia de la mujer es la historia de la Tierra.
El proceso de evolución del planeta y la transformación de la humanidad, pasa por la madurez de la mujer y su incorporación definitiva al lugar que nos corresponde por derecho propio.
Nosotras, que estamos en la casa, en la oficina o en cualquier otro puesto de trabajo o actividad, las que son madres o las que aún no se preocupan por estas cosas, todas nos identificamos con la naturaleza femenina.
Ser mujer en esta sociedad, significa vivir con un reto permanente. Uno de ellos, es romper con el machismo acumulado a través de la historia y cambiar con inteligencia una mentalidad que había colocado a las mujeres en una categoría de segunda y eso, en el mejor de los casos.
Para lograr esta ruptura, debemos fundirnos a base de conocimiento y visión superior, con las cualidades intrínsecas de nuestra esencia femenina.
Estas condiciones que son intuición, sensibilidad, inteligencia y sentido de la belleza, muchas veces están dormidas en nosotras.
No todas las mujeres han tenido la ocasión de ejercitar esas cualidades, porque han sido relegadas a ser un objeto de uso y consumo, o a cumplir con los deberes domésticos como una obligación impuesta.
Sin embargo se ha producido un despertar, que obedece por una parte a nuestra necesidad de liberarnos y ser nosotras mismas y por otra parte, que la misma sociedad, afortunadamente, a comenzado a cambiar.
Pero en el cambio también hay peligros que acechan a todo ser humano que estuvo mucho tiempo retenido.
Si ese es tu caso, existe el peligro que quieras inconcientemente vengarte de tanta opresión.
Si fuera así, te volverías feminista radical, situando al hombre como enemigo y cometerías un grave error, cayendo en lo mismo que él cayo.
Existe el peligro también de que algunas mujeres, centren toda su vida en ganar una carrera cuya meta seria demostrar a algún hombre que vale tanto o más que él.
Esto, amiga, sería perder el tiempo y la energía. Porque no se trata de demostrar nada a nadie, sino se trata, de romper por ti misma, las cadenas que te condicionan, e incorporarte a tu verdadero lugar.
Vivimos momentos de transformación. Entre otras cosas se observa el equilibrio de los dos polos, entre los dos sexos.
Hay muchos campos como la forma de vestir, gustos, practicas deportivas, trabajos, la vida militar, donde no existe diferencia alguna
Este equilibrio nace desde lo mas profundo de cada ser y viene alimentado por la energía de una Nueva Era que está creando condiciones de vida y relación diferentes.
Esta era, es también la de la mujer
Por eso nosotras estamos dando el cambio, rompemos las cadenas, liberamos nuestras manos y nuestra mente y comenzamos a crear nuestro propio lugar.
Nuestra participación es vital.
Nuestra condición femenina representa el polo negativo, el polo atractivo, el polo magnético.
Dentro de nosotras mismas poseemos la llave de muchas cosas, de muchas transformaciones.
Y esa llave tenemos que encontrarla cada una de nosotras
Éste, es nuestro tiempo mujeres
El hombre nos llevó hasta ahora por los campos de la materia.
Ahora nosotras debemos llevarlos a ellos por los campos del espíritu.
Ellos se equivocaron muchas veces con nosotras.
Ahora nosotras no debemos equivocarnos con ellos.
Pero el hombre aún sin proponérselo, nos aportó fuerza, firmeza y voluntad.
Nosotras ahora, tenemos que aportarles a ellos, sensibilidad, equilibrio, magnetismo y otras cualidades inherentes del alma.
El destino futuro de los dos sexos es el intercambio de cualidades en perfecta fusión.
Las mujeres ahora, comenzamos a ser cada día más reales porque vamos despertando todo el potencial que tenemos dentro.
El hombre casi siempre nos utilizó para satisfacer sus deseos.
Por eso la primera liberación de las mujeres debe ser referente al sexo y todo el mito que lo rodea.
Mito a su vez, muy criticado y fomentado por el hombre, pero requerido por él...
Nuestra victoria consiste en conseguir que el hombre no nos valore por el cuerpo. Romper ese círculo vicioso y convertirlo en algo que no sea comerciable, utilizable y desechable...
No debemos permitir que se confunda la belleza, el atractivo, nuestra necesidad de resaltar la naturaleza femenina, con el coqueteo y la seducción.
Ahí es donde tenemos mucho que retocar y el hombre bastante que cambiar.
Apostemos por nosotras, somos imprescindibles para restablecer el equilibrio planetario.
Tenemos muchas cosas que corregir y muchas que aprender, pero no menos que el hombre
Acerquémonos a nosotras mismas, demos luz a nuestros pasos sin olvidar la palabra mágica que en nosotras está muy viva: amor
Solo con amor podremos asumir nuestro lugar en la sociedad, sin cometer fallos.
Pero no olvidemos nunca, que el futuro no es sólo para las mujeres, ni tampoco para los hombres. El futuro nos pertenece a los dos en perfecta unión y armonía.
Martha