3 feb. 2007

HOSPITAL DE CLÍNICAS CARACAS. Sus crímenes. Parte 2

Ioanna, ingresó al Hospital de Clínicas Caracas, el 14 de septiembre de 2003. Fue evaluada por la Cardiólogo pediatra Renata Revel-Chion sólo con respecto a su corazón, e intervenida quirúrgicamente por Klaus Meyer. Era portadora de una Cardiopatía Congénita (Tetralogía de Fallop) y había nacido con la llamada Trisomía XXI, más conocida como Síndrome de Down.
En Memoria de Ioanna Stathopoulou Ducas
Nació el 03-05-03 y se convirtió en angelito
el 02-10-03
Por: Ana Isabel Ducas Yánez (su mamá)
Mi hija, fue una paciente evaluada exhaustivamente desde los primeros días de su nacimiento. Se le realizaron evaluaciones por diferentes especialistas en cardiología, que coincidieron con el mismo diagnóstico cardiológico. También con un Neurólogo Pediatra, quien luego de estudios clínicos específicos (Electroencefalograma, Ecosonograma Cerebral y Resonancia Magnética Cerebral) demostró que no existía ningún signo de posible daño cerebral.
Ioanna en su tiempo de vida, anterior a la intervención quirúrgica, jamás tuvo cuadros convulsivos. Llamaba la atención por su color de piel rosada, (su aspecto sereno, sin cansancio, ni ahogo. (Más tarde su cuerpecito se tornó morado). Una Neumonólogo Infantil, evaluó su función pulmonar y realizó una evaluación previa a la intervención quirúrgica, constatando que su sistema respiratorio estaba en óptimas condiciones. Una Fisiatra evaluó y controló su parte motora, supervisando a la Terapista Ocupacional, para darle una correcta estimulación desde los primeros días de nacida. Una Ortopedista descartó malformaciones en la región cervical y de las caderas. Una Psicopedagoga en conjunto con la Fisiatra realizó terapias de estimulación Psicomotora. Otros estudios para-clínicos fueron practicados en el centro de Biociencias y Medicina Molecular, el Instituto de Estudios Avanzados IDEA, que contribuyeron a precisar que no existía ninguna otra alteración en su organismo que no fuera la Cardiopatía Congénita.
En el mismo momento en que ingresamos el día 14 de Septiembre de 2003, comenzaron los procesos invasivos intentando tomarle las muestras de sangre y las vías con muchos resultados fallidos, lo cual creó en la niña, un fuerte estrés que provocó llanto y exteriorizó mediante el vomito en las dos tomas de teteros siguientes. Al personal encargado no le importó el hecho que mi hija en sus 4 meses y 12 días de vida, nunca estuvo separada de mí. Las únicas veces que pudieron sacarle sangre, fue estando yo presente para calmarla cantándole o hablándole. A pesar de habérselo explicado a las enfermeras en reiteradas oportunidades, no quisieron tomar en cuenta tan elemental circunstancia
La entregué en el quirófano en manos de Klaus Meyer. La operación se prolongó por la dificultad para tomar las vías, llegando a practicarle dos Flebotomías que también fueron fallidas.
El fallecimiento
Mi hija fue victima de lo que cada día vivimos, consecuencia de una cultura basada en el consumismo voraz. Los médicos y dueños de esta institución que se auto nombra la mejor de Venezuela ofreciendo un servicio 5 estrellas, no son individuos responsables y los que creímos en su propaganda, caímos en la trampa. Justifican sus errores poniendo como ejemplo otros centros de salud del mundo donde también se infectan los pacientes. Sin embargo esa excusa no es suficiente, porque esa justificación no va a llenar la perdida de mí bebe. Yo creí ciegamente estar dándole lo mejor a mi hija y pusimos nuestra confianza en ellos. ¿Cuáles fueron los resultados? Que murió por un shock séptico generalizado, producido por una infección nosocomial. Que no supieron reconocer ni atacaron a tiempo esa infección que ellos la nombran como algo común, pero que le restó la oportunidad a mí bebe de superar su complicación post-operatoria y adaptarse a los cambios en el funcionamiento de su organismo. Una sepsis generalizada contra la cual luchó 18 días. Ioanna no falleció por Cardiopatía Congénita, pero ellos inventaron, que esa fue la causa de muerte. De haber sido así, no hubiesen podido operarla. La causa principal de la muerte, repito, fue: Infección Nosocomial postoperatoria, Sepsis generalizada por bacterias. El certificado de muerte también fue expedido de forma irregular por el HCC. No se corresponde con la manera en que ha sido establecido por el Ministerio de Salud y Desarrollo Social. Esto sin lugar a dudas, para evitar las estadísticas de mortalidad de los pacientes que fallecen o quedan con lesiones luego de las intervenciones quirúrgicas que practican. La médico que lo suscribió, que a propósito no estaba presente al momento del fallecimiento de mi hija, sino que llegó a recibir la guardia ya fallecida y quien sólo estuvo en dos guardias durante la estadía de Ioanna en terapia intensiva, pretendió atribuir la causa de la muerte a la enfermedad y no a lo que realmente sucedió, es decir, a la complicación motivada por la falta de protección.
Gravísimas irregularidades
El área de cardiología ubicada en el sótano 2 al igual que los quirófanos y los aparatos que utilizan para ecocardiograma Doppler en la consulta, son los mismos del quirófano y son los mismos de la unidad de terapia intensiva ¿En qué momento son desinfectados o como pueden estar seguros que las bacterias no se encuentran alojados en ellos, si está comprobado que las mismas llegan a alojarse hasta en un estetoscopio? Todos los aparatos que vi entrar y salir de terapia intensiva, pasean al aire libre sin ningún tipo de protección. Sus ruedas circulan por todo el hospital, Rayos X, Ecosonogramas, Gastrocopia y demás, están en las mismas condiciones. Tampoco el personal intensivista debería utilizar la misma área que el personal de enfermería, por lo menos antes de entrar a la UCI Pediátrica. En este lugar no se manejan con métodos rigurosos para la protección de los niños que se encuentran allí, el cual debería ser casi obsesivo porque se trata de pacientes de alto riesgo. Los intensivistas salen y entran a la sala con sus uniformes expuestos por otras áreas. Los médicos vienen del área de quirófano con sus zapatos de papel y entran en la UCIP como también cualquier otro personal del hospital. No existe ningún control. A los padres que entran, les colocan una bata descartable, la cual no es desechada, ya que se vuelve colgar en el perchero y luego en la siguiente visita es usada nuevamente al azar. No se usa gorro ni tapa boca y en dicha unidad existe un lavamanos justamente al lado de una de las camas. El personal de enfermería tiene que salir del área para ir al baño, para cambiarse o para el descanso que le corresponde en los turnos nocturnos. No existe punto de enfermeras. Los pisos, paredes y techos no cumplen con las normas que deberían imperar en un área como esta. Los pacientes son trasladados exponiéndose a ser contaminados o infectados. Mi hija Ioanna en ningún momento fue aislada del grupo de pacientes para prevenir el contagio de los demás niños. El área de aislamiento es un área de depósito de equipos médicos.
Falta de calidad humana
Los médicos y el personal que trabajaron en el caso de mi hija, en su mayoría, olvidaron que también son humanos, que tienen familiares e hijos y que ninguno está exento de vivir una situación similar si un paciente es de pronóstico reservado y las posibilidades de muerte están latentes ¿Por qué no pudieron ponerse en mi lugar? Una madre que está 18 días y noches sin apartarse de esa puerta esperando la salida de su bebe al filo de la muerte.
La ultima vez que estuve con ella fue el 1 de octubre en la noche y el 2 de octubre a las 7:15 salió él medico de guardia a comunicarme, así de fácil, que mi hija había fallecido.
Me encontraba sola. Le pedí que me dejaran verla. Estaba todavía conectada. Le agradecí que la desconectara para abrazarla por última vez. Estuve unos minutos con ella y baje poco tiempo a llamar a mis familiares. Cuando regresé, ya la habían trasladado a la morgue sin yo estar presente. No la vi más, hasta que la funeraria la preparó.
Algunos médicos y trabajadores de la clínica quedaron en mi memoria. Unos por su trato cordial, pero otros por su maltrato, falta de consideración y de humanidad.
¿Cómo puede esta institución vender su imagen con el slogan de “Un paso a la excelencia”?
El trato que recibí como representante de mi hija menor fue de muy poca calidad humana viniendo del personal de una “prestigiosa institución” como dice ser el HCC. Allí no existe ningún tipo de consideración para los padres, familiares y acompañantes de aquellos pacientes ingresados en alguna de las terapias (pediátrico, adulto y transplante de medula ósea)
Las personas que hemos tenido familiares en esas áreas de acceso restringido atravesamos momentos de mucha angustia. Deberían resguardar la parte emocional de los que esperan fuera y no exponerlos a tantas faltas de delicadeza. El compromiso no es sólo con el paciente, debe ser de igual manera con las personas que tienen la confianza de poner a sus seres queridos en las manos de la institución y el personal de la misma. En los 18 días y 17 noches que viví en el hall de ascensores del pasillo del piso 7 jamás recibí de nadie ni una manzanilla de cortesía. Esta situación no fue causante de preocupación para los supervisores. En mi búsqueda de algún sitio para asearme les pedí el favor a las camareras de permitirme usar el baño de alguna habitación desocupada que estuvieran limpiando y no se atrevieron por temor a ser despedidas. Le comuniqué mi petición a una supervisora y lo único que me ofreció fue el vestuario de enfermeras, pero no quise usarlo. En este piso existen tres baños, uno para ambos sexos y los otros dos por separados. Fue en el de damas, donde podía medio asearme con un vaso plástico. Sólo los padres de otros pacientes cuyos familiares bajaron a una habitación, me auxiliaron prestándome el baño. Todos me conocían de tantos días y noches que permanecí sentada allí, al lado de la puerta de la Unidad Cuidados Intensivos Pediátricos esperando la salida de mi hija. Realmente nunca imaginé que esto podía suceder en un lugar que presuntamente es el mejor de su ramo en Venezuela.
El Piso 7
Aquí se encuentran dos áreas supuestamente de acceso restringido. Frente a la puerta del ascensor está ubicada la UCIP. Este pasillo es de libre tránsito para todas las personas que se dirigen a cualquier servicio de los muchos que se encuentran en este piso, desde el personal interno de la institución hasta las personas que vienen de visita al área de Costos Unificados o a buscar presupuestos. Aquí llegamos a estar más de 40 personas esperando parados (los muebles no alcanzaban y para completar se les ocurrió hacer remodelaciones en esos días). También desfilan por allí todas las personas que desde que amanece comienzan a entrar y salir de quirófano; los que se encuentran hospitalizados por operaciones y tienen que caminar con sus depósitos de heces y orina, además de otros casos, como el de un señor moribundo que sacaban y metían de la habitación en una camilla. Finalmente falleció y también lo movilizaron por el mismo sitio, tapado por una sabana. Tuve que experimentar un día antes que falleciera mi nena, la muerte de ese paciente, todo el procedimiento de emergencia y el dolor de sus familiares con los cuales compartimos la angustiosa espera. Nunca pensé en el riesgo al que me expuse en ese pasillo durante esos días, en los cuales la mayoría estuve durmiendo totalmente sola en un mueble al lado de la puerta de la UCIP y corriendo tras los médicos que tampoco daban razón de nuestros hijos.
Horario de visitas
No hace falta ser un genio para saber que la recuperación esta directamente relacionada con el amor que sólo los padres le podemos transmitir a nuestros hijos para evitarles la depresión de sentirse solos en ese cuarto sin acceso. Pero en el HCC no hay horario y todo depende de los acontecimientos del día. A veces la insistencia de los padres se tornaba molesta para ellos pero era la única forma de hacer presión para cumplir la visita