2 feb. 2007

EL SOCIALISMO LIBERA A LA MUJER

La emancipación de la mujer forma parte indisoluble, por un lado, de la lucha de todos los oprimidos y explotados por la destrucción del sistema capitalista y por otra, de la construcción de una sociedad que tenga por pilares fundamentales, la propiedad social sobre los medios de producción y la abolición de la explotación del hombre por el hombre
Las mujeres en el mundo, constituyen la mitad más oprimida y explotada de la población y por lo tanto deben ser, uno de los sectores más interesados en la instalación de la revolución en sus países.
La mujer en la revolución no tiene nada que perder, salvo sus cadenas, sus siglos de retraso, de abusos, falta absoluta de derechos; sus siglos de oprobios y humillaciones.
En Venezuela, la revolución hizo que las mujeres comenzáramos a recorrer el camino de liberación y nos incorporáramos a todas las esferas de la vida país.
Porque para conseguir una verdadera y total emancipación, no existe más camino que la revolución socialista, donde las mujeres alcanzamos la igualdad con los demás miembros de una sociedad.
En la revolución socialista, el primer paso que se da, es la proclamación de derechos para la mujer, obteniendo igualdad jurídica; siendo el contenido de ésta, radicalmente diferente de las mismas conquistas ya obtenidas bajo el sistema capitalista.
En el plano económico, una de las primeras medidas, es nuestra incorporación a la producción social y la participación en ella en igualdad de condiciones.
Con esto, no sólo desaparece la discriminación salarial sino que también las mujeres, podemos acceder a profesiones que en sociedades capitalistas nos estaban vedadas.
La incorporación a la producción social, acaba con aquella pequeña economía domestica que aunque digna, nos esclaviza y oprime cuando es nuestra única ocupación.
Lenin, un año después de la Revolución de Octubre, escribía: "Observad la situación de la mujer. Ningún partido del mundo en ninguna de las republicas burguesas más avanzadas ha hecho en este aspecto, en decenas de años, ni la centésima parte de lo que hemos hecho nosotros en el primer año de nuestro poder. No hemos dejado piedra sobre piedra de las vergonzosas leyes que establecían la inferioridad jurídica de la mujer, que ponían obstáculos al divorcio, de los odiosos requisitos que se exigían para él, de la legitimidad de los hijos naturales, de la investigación de la paternidad. En todos los países civilizados subsisten numerosos vestigios de estas leyes para vergüenza de la burguesía y del capitalismo. Tenemos mil veces razón para estar orgullosos de lo que hemos realizado en este sentido. Pero cuanto más nos deshacemos del fárrago de las viejas leyes e instituciones burguesas, tanto más claro vamos viendo que sólo se ha descombrado el terreno para la construcción, pero no se ha comenzado todavía la construcción misma"

La Revolución Socialista, es el punto de partida tras el cual las mujeres, comienzan a recorrer masivamente el camino que les conduce a su emancipación. Sin embargo, llegar a hacerla cien por ciento efectiva, requiere de un largo proceso.
Nada hay más alejado de la realidad, que la simplificación que a menudo se hace sobre el tema de la emancipación de la mujer, reduciéndola a la simple cuestión de alcanzar igualdad jurídica e independencia económica.
Son necesarios otros factores, como la socialización del trabajo en el hogar, la eliminación de la división del trabajo entre los sexos, la transformación revolucionaria de la familia, del concepto de maternidad, de la educación, de los hijos, de las relaciones entre hombres y mujeres...
En el socialismo, la incorporación a la producción tiene un alcance más significativo que el hecho de conseguir la independencia económica.
Esto, que de por sí, es un importante paso, se convierte además en un arma liberadora, a través de la cual, la mujer sale de las cuatro paredes del hogar y participa activamente en la transformación de la sociedad.
Pero ¿qué es la socialización del trabajo doméstico?
En el terreno ideológico y político, mientras la familia esté configurada como centro donde se produce diariamente la fuerza del trabajo y donde se siga cumpliendo una actividad económica con carácter privado, se seguirá generando ideología burguesa y no podrá erradicarse totalmente la influencia de la propiedad privada y el individualismo, lo que afectará no solamente la emancipación de la mujer, sino también la formación de los hombres nuevos y las mujeres nuevas.
A medida que la familia pierda su contenido económico, se producirán importantes transformaciones en su seno. Dejarán de existir las relaciones de subordinación y dependencia de los hijos respecto a los padres y de la mujer respecto al hombre, y de la antigua familia sólo quedarán en pie las relaciones de amor y afecto entre sus miembros que, al no verse enturbiadas por los intereses económicos, estarán basadas en la igualdad y el respeto mutuo.
Si no se comprende esta importante tarea, la igualdad entre sexos será, formal y jurídica, pero de ningún modo real y en consecuencia, la contradicción entre hombres y mujeres seguirá latente.
Junto a la incorporación de la mujer a la producción, es necesaria también su incorporación a la actividad y discusiones políticas, al estudio y a la lucha de clases. Este aspecto es de suma importancia. A través de el, es como las mujeres toman conciencia masivamente de su estado de opresión y marginación y emprenden la lucha por la transformación de la sociedad y en concreto de todos aquellos aspectos donde se materializa su presión.
La emancipación de la mujer, supone ponerla en condiciones para su integración plena en el proceso revolucionario, para que participe con clara conciencia en la construcción de una sociedad nueva, donde serán barridos todos los vestigios de explotación.
La sumisión, la dependencia, la servidumbre a que ha estado sometida, son lacras que están imbuidas tanto en las mujeres como en los hombres.
Acabar con esto, requiere una amplia y dura lucha ideológica, pero sin perder de vista que ésta, tiene que estar ligada a la erradicación de las bases materiales sobre las que se sustentan las viejas ideas del pasado que nos señalaban como inferiores.
La emancipación de la mujer requiere un prolongado combate y está intrínsicamente ligada a la construcción del socialismo.
"La verdadera emancipación de la mujer -continúa Lenin- comienza en la lucha del país y en el momento en que empiece esa lucha en masa (dirigida por el pueblo dueño del Poder del Estado) por una gran economía socialista"

Martha